¿Cómo detener el tiempo? Eso se preguntaba Jacobo mirando al
infinito.
El tiempo va rápido en sus casi 17 años no había hecho nada
más que dejar que el tiempo pasará, impasible sin ningún antojo de cambiar o de
hacer alguna jugada que dejase al dueño del juego impresionado.
Por qué no puedo controlar el tiempo, solo con un deseo
decidir como de rápido o lento pasaría el día el año o incluso las décadas.
¿Por qué si había un dios bueno y todo poderoso, permitía que le pasará eso?
Jacobo se estremeció al tener esos pensamientos que no
acababa de encontrarle solución alguna, apretó el pequeño brazito de Betsty, la
pequeña muñeca de su hermana.
Jacobo deseaba volver atrás, unos minutos antes.
Solo para poder ver sonreir a su hermana, ver tararear a su
madre una antigua plegaria mientras cocinaba o escuchar alguna historia
emocionante de su padre.
Pero ahora, lo único que quedaba era esa pequeña muñeca, que
encima de sus pequeños hombros de tela llevaba el horror, las lágrimas, las
suplicas y el miedo de la familia de Jacobo.
Papá siempre le decía Para no olvidar a los muertos hay que
honrarlos, Dios si acaso existe no lo hará, hazlo tú por él.
Jacobo olio el aire, olia a azufre, atierra quemada.
Quién es capaz de hacer tanta maldad preguntosé contrariado
Jacobo. Quizás habían sido los Heikah, los monstruos de solo un ojo de las
historias de su padre que le habían aterrado desde niño. O sólo quizás alguien
con dos ojos, dos manos humanas en lugar de garras y una misma dentadura que
cualquier hombre de la aldea.
Eso último le daba más miedo a Jacobo, preferia creer en
mitos en personajes fantásticos, antes que creer que uno de los suyos había
podido hacer tanto mal.
Capítulo I
Como cada mañana,
temprano antes del amanecer de las 3 Lunas. Él despertaba de su pesadilla,
siempre la misma repetitiva pero aún que pasaran semanas o años nunca se
acostumbraba a ella. Él amanecia con sudor frio y medio aturdido.
No había tiempo para filosofear, era el
gran Mario guerrero Emeter. Había de
guiar a su ejército aunque… Y si dejaba de engañarse? Sabía que solo había querido ese puesto, esos hombres toda
su vida solo para encontrar lo que hace
mucho le fue arrebatado.
Volvería a sentirse
feliz?
Se levantó aún visitando los recovecos de la pesadilla que
había acabado de salir. Se vistió sin dejar tiempo a que sintiese frio, ya
estábamos en pleno invierno, la comida escaseaba y el frio intenso hacia
difícil levantarse a su hora.
Salió, la noche anterior habían acampado en el claro de un
bosque, había alguna señal de aguanieve pero lo que más le preocupaba eran las
nubes, ellas predecerian su destino tanto el suyo como el de todos los que
ahora estaban acurrucados en sus camas hechas de pieles rellenas de paja.
Se encontraba en una habitación desordenada, se notaba que era de una chica
la clase de novelas que les gustan a las chicas estaban por ahí tirados sin
ningún orden aparente. El cuerpo se allaba medio desnudo de cintura para
arriba, era varón no llegaría a los 20 años, tenia marcas de ligaduras en las
muñecas y tenia un orificio de entrada o quizás de salida de una bala. Ese
chico me recordaba a Herry al pensar eso su corazón se resentió tantos años y
pensaba de forma ilusa que todo había
acabado que por arte de magia ese dolor junto al recuerdo había
desaparecido sin dejar rastro. Ha eso se dedicaba no? Encontrar al asesino y
dar “paz” a la familia como si ver al asesino de tu hijo, de tu padre o de tu
mejor amigo se olvidase porque lo han cogido.
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