Tu amor crece y crece
y tú te desvaneces
no te vayas ¡por favor!
Déborah estaba esperando con ilusión el momento de que se acabase ese dichoso libro. Cuando se le iban a cerrar los ojos, ella resoplaba y se tomaba otro sorbo de té. Se lo había preparado hace unas horas, mientras se movía al son de los compases de la bachata que se ponía de fondo. La bachata tenía la función de hacerla sentir menos sola y más feliz.
Recordaba lo que había hecho en el día, ir al instituto, comer ensalada (estaba de dieta!), devorar con la mirada el mostrario de una pastelería y aplicarse su crema reductora/anticelulítica/hidratante.
Era como un mix de todo los beneficios que puede tener una crema.
Miró por la ventana, contabilizó las horas de lectura que le quedaban y suspiró.
Y volvió a su lectura. El pequeño protagonista se debatía entre hacer lo correcto o fallarle a todos y irse con su amor. Amor imposible por supuesto!
¿Por qué siempre se trataba de amores imposibles?
Bah...
No hay comentarios:
Publicar un comentario