martes, 25 de febrero de 2014

El color de las botellas

Siempre me ha parecido interesante el color de las botellas, esas que te hacen sentir tan lleno, tan feliz qu e crees poder tocar el cielo pero en realidad estás lleno no de felicidad ni de supervivencia sólo de algo malo como es la certeza.
¿Qué certeza tengo? Que no te veré, ni respiraré el olor de tu cabello, aquel que mezcla el coco con la vainilla.
El barman está ocupado, mirando a vete a saber, quizá donde los sueños acaban en el fondo de un vaso.
Y ahí estoy yo, recordando la estúpida risa de Maria, esa risa que me fascinaba, enamorado me hallaba siempre que me miraba con esos ojos marrones como el combinado que estaba yo tomando.
Esa sonrisa que al mirarla en una habitación oscura, llena de melancolía , iluminaba como una lámpara.
Después de tanto tiempo, sigo viéndola, sigo viéndonos sonriendo mientras caen flores des de los árboles, esty cansado ya ni imagino. Porque si imagino me imagino con ella, esas tardes de otoño que muchos transeúntes nos miraban con cara rara mientras nosotros agarrados pasábamos por su lado.
¿Dónde estás? Sé que tu risa no será nunca más escuchada, pero solo quiero que veas, que oigas lo que tengo que decir, lo que tengo que expresar con palabras ya que mis besos rechazas. Te veo sin verte, estoy harto de abrir mis ojos , de no morir pero tampoco de sentirme vivo, ….
Y ya son las 4, tu número favorito, aún me acuerdo ese día también era cuatro, fue una señal? No sé, te echo de menos.

Una vez mi padre me advirtió que si te dejaba ir una parte de mí se iría contigo. Ojalá hubiese sido mentira, maldito perro que por viejo sabe más que nada. Supongo que mamá se fue y él también, pero sólo en parte. Al menos me tenía a mí que era parte de ella. 
(1r parte)

No hay comentarios:

Publicar un comentario