- ¿Esperarás en casa hasta la hora del bus?
+ Estoy ya fuera, no me sentía del todo bien ahí... No sé si me comprendes.
- ¿Qué haces?
+ Esperar al bus y leer. El libro ha dado un giro de 180º y bueno, también, pensando en todas mis equivocaciones, en mis fallos. Intentando comprender a X, tu madre, la mía, a todos. Intento entenderlo y compartir el dolor que he causado. No sé si me explico.
- Eso está bien, te entiendo. No cometerás los mismos errores porque te estás haciendo una autocrítica.
+ Eso espero...
- Deberíamos hacerlo todos
+ Me gusta comprender las cosas. Yo me siento culpable, no me siento mejor por hacerme autocríticas (ojalá no tuviese que hacerlas). Sólo sé que es lo único que puedo hacer para intentar entender. A la gente le gusta que le comprendan, ¿sabes?
- Sí, empatía ¿no?
+ Mi madre dice que yo y mi padre tenemos problemas para empatizar. Supongo que es verdad. Supongo que mi padre tuvo que aprender a base de un golpe duro. Y, sinceramente, yo creo que estoy en un punto de inflexión, un punto donde la derivada es igual a 0. Un punto culminante que decidirá si crece o descrece. Eso es, una función con derivadas iguales a 0 o puntos de inflexión. Ese momento será pocos segundos pero que aprendes más que en toda tu existencia.
- O.O
+ ¿Qué?
- Lo que dices es bonito, osea, la forma en que lo expresas...
+ Estás con alguien más consciente, alguien que escucha el ruido del mundo...
- Lo que dices me hace sentir muy orgulloso. Whoau
+ La vida ha cobrado sentido porque tengo a alguien a quien amar. Ya no estoy sola. Ni tú tampoco. Existe algo en el mundo que amo y eso, me ha devuelto la ilusión de vivir. Pienso en vida no en muerte. Gracias a ti.
Y eso... es lo más bonito que alguien me ha hecho nunca.
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